jueves, 30 de diciembre de 2010

LAS NOTICIAS QUE MUEREN.
El año termina con el cierre anunciado de CNN+, el canal de noticias del Grupo Prisa. Todo son análisis sobre al asunto. Los más simplistas provienen de los que se supone que formaban parte de su (excasa) audiencia, ésa que no sirvió para mantenerla otros diez años más a flote y que miran para Tele 5 y el canal Gran Hermano 24 horas como responsables instigadores de la desgracia. Y los otros, el noventa y nueve por ciento de la audiencia restante, esa que se rasca las pelotas en el sofa de casa con la casa de Guadalix y los especiales de Carmina Ordoñez encuentra en cambio razones poderosas, invocan a Keynes y hablan del mercado y la competencia para dar por bueno lo que se venía diciendo. Una pena, en cualquier caso. Lo del canal viejo. Lo del nuevo. Perder tiempo con estos análisis. Y no poder volver a ver a Pindado (que no sé si aun continuaba dando el parte diario, hasta ahí llega mi recuerdo) recitar mecánicamente, con aquel tono capcioso, aquello de que el PP ha vuelto a la carga y anuncia nuevos recortes sociales. Dios, qué tiempos. Desaparece la pluralidad informativa, ya sólo quedan los de Intereconomía para contarnos (objetivamente) como va el país. O echar un vistazo a esa casa llena de frikis de Guadalix si es que de verdad queremos enterarnos.

martes, 28 de diciembre de 2010

PAYASOS LISTOS.
Hay un tío que trabaja en el Registro de la Propiedad que se parece al domador de elefantes de Balada Triste de Trompeta. Uno no sabría bien por qué opción decidirse, esa es la verdad, llegado el caso. Son pequeños detalles. Todos juntos se convierten en una opción que busca decididamente conquistarte por su cercanía. Como el tío del registro, el 124 amarillo o tantas cosas. Quién no ha estado enamorado en silencio alguna vez. A quien no han operado de cirugía estética y se ha quedado insatisfecho con los resultados. Y pese a todo, tampoco se puede decir que Alex de la Iglesia haya deliberadamente decidido abordar los grandes temas en esta película. Posiblemente todos sean efectos colaterales, esos pequeños detalles, de la verdadera excusa para contar una buena historia sobre el circo. A su manera. La que pensaba que ya no iba a recuperar nunca. Da igual que el papel de Santiago Segura sea testimonial. Sus secundarios vuelven a estar de lujo. Y el desenlace está a la misma altura de la historia. Altura amarga, claro. No hay jamones para todos. Perfecta.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD, TONI.
Me mandaban a cortar el pelo justo antes de las vacaciones de navidad. Normalmente coincidía con el día de la lotería. Toni tenía aquel local lleno de participaciones. En el espejo, sobre el mostrador. La radio echaba humo aquella mañana. Lleva unas gafas de pasta oscura, nada modernas, supervivientes de un tiempo anterior al nuestro, como su pelo o su bata. Todo era antiguo en la peluquería de Toni salvo los decímos. Los había de todos los colores, los de Vizcares o los del viaje de tercero de BUP. De vez en cuando alguien abría la puerta y le hacía una broma y él le respondía, se daba la vuelta y seguía manejando las tijeras con la habilidad que solo poseen los que llevan haciendo eso unos cuantos años, veinte o más, pensaba yo,asomaba la cabeza a la calle y volvía a entrar. Recuerdo el ruido de la radio, las voces y el frío. Si cierro los ojos puedo sentir la helada en el cuello y el escozor de la colonia que me aplicaba siempre con descuido. Me miraba en el espejo y lo veía a él. Comprobando las terminaciones y resoplando.

Una vez volví a casa con flequillo porque no le supe responder a Toni como quería que me cortara el pelo. Tendría yo seis o siete años. Supongo que cuando se jubiló dejó de cortar el pelo y pudo dedicarse de lleno (como dicen ahora) al tema de la lotería. Le gustaba también el futbol y dio nombre a un club de piraguismo. Casi nada. Posiblemente murió sin ver las retransmisiones de Ana Belén Roy, sus antiguas gafas de moda o sin que le tocara el gordo. No pasa una mañana como ésta en la que no me acuerde de él.

domingo, 19 de diciembre de 2010

MILAGRO TUCKER.
Ahora puedo asegurar que no es para tanto. El placer de la victoria, quiero decir. Que si la proporción que guardan la decepción por la derrota con el sabor del triunfo es ésta, por mí que se la lleven toda y que me borren de mi historial los siete partidos anteriores en los que antes había visto palmar al Real Madrid en el Buesa Arena. Toditos. Uno a uno. Que no merece la pena, hombre. Me pasó con lo del Mundial y me va a estar ocurriendo eternamente, como una maldición que espera reencontrarse con puntualidad con uno mismo y te espera paciente, como un calendario cualquiera de vacunaciones. Es verdad que la victoria de ayer no tuvo mucho brillo. Fue inesperada, debería de ser suficiente. Pero no hay una imagen o una jugada imposible (que no sea el triplaco de Tucker o la perdida final de Marcelinho) que me haya conseguido olvidar lo anterior. Que me lo devuelvan todo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

TENDRÁ QUE HABER UN CAMINO.
He conocido más de Morente en estos dos días que en quince años. A la persona que ahora se esfuerzan por recordar los medios. Ese mismo que veíamos posando con traje en las fotos, con americana oscura, muy serio, al que adelantabamos hace tiempo la condición de mito de la que para conseguirla sólo le separaba una muerte temprana como ésta. La muerte, a secas. Será porque nunca se preocupó por aparecer demasiado en la tele o porque, directamente, su vida o su carrera, de la que todos hablan ahora con tanta propiedad, nunca interesó. Me mola la imagen esa suya con la que aparecía en uno de esos programas de canal plus en una taberna de Granada, comiendo con Juan Diego, tocando con los dedos la felicidad, mientras cantaba en la sobremesa con un vaso de wishky en la mano. El flamenco está de luto, claro. Pero también los indies a los que pilló de sorpresa en aquel disco que firmó con Lagartija Nick en 1996 o acompañando a Los Planetas en la Leyenda del Espacio estamos hoy un poquito más tristes. Me quedé con las ganas de verle en directo. Su actuación en el Teatro Arriaga, que tenía programada para el día 13 de diciembre, fue finalmente cancelada.

martes, 14 de diciembre de 2010

OTRO AL QUE TAMPOCO LE GUSTA HABLAR MAL DE LOS ARBITROS.
La intrascendencia engrandece al entrenador. Lo humaniza. Le hace parecerse al político y formar parte de un selecto grupo de personas que vale más por lo que dice que por lo que parece que le pagan por hacer. Hay una élite (de la que forma parte Luis García, entrenador del Levante C.F) que cultiva su arte con discrección y sólo habla de los arbitros en sus reuniones privadas, cuando quedan para cenar en navidad o tomarse un café en el bar que hace esquina junto a la escuela esa de entrenadores. Y lo viven en silencio. Hasta que explotan. Nunca suelo hablar de los arbitros, dicen siempre como hasta los cojones del tema. Pero es que me obligan. Mis jugadores, repite García, me dicen que esto no puede ser y que alce mi (poderosa) voz. Y aquí estoy yo. Téstigo de la fe y del mundo.

viernes, 10 de diciembre de 2010

PEPIN. EL PLUMERO.
A mí también me importan una mierda los problemas de los controladores. Sus angustias, sus miedos. Si se hacen pis en la cama o tienen problemas de sueño. También entiendo que la mayor parte de la gente comparta mis inquietudes y piense en ellos como un puto incordio y no como personas con hijos y familia o fiestas de fin de semana igual que ellos. Porque es lo que dice Cándido Méndez, para quien esto de los trabajadores es una cosa diaria que tiene casi dominada y ni se le pasa por la cabeza que todos (mucho menos los trabajadores) seamos iguales. Los cojones. Me vas a comparar tú a mí un recolector de la vendimia con un pénjamo de éstos. Los problemas reales de la gente tienen que ver con los horarios y los sueños. Cuántos de ellos rotos. Volar a tiempo para seguir disfrutando a tope de la vida, sentarse a ver la tele full-hd de 32 pulgadas para poder verte desgañitado en la Terminal de Barajas, defendiendo lo tuyo, o incluso a otros, gente corriente como tú, quejándose por los mismos problemas (todos igual de importantes). Hagamos asociaciones y organicémonos. Estoy harto de escuchar repetir las mismas historias. Los que se iban de aniversario de novios a Paris. Los que perdieron sus entradas para ver a los Celtics en New Jersey. Quien ha engañado a esta gente para viajar. Quien les ha convencido para casarse en La Vegas o para creerse que perder un partido de liga regular pueda ser importante y te puede marcar la vida o merezca la pena luchar por ello. Nada me gusta más que imaginarme a Cándido Méndez reunido con el representante sindical de las mechas, el controlador, un encuentro que nunca veremos. Y nadie habla de la privatización de AENA y del dinero que perderemos los españoles por el camino. Cuánto nos cuesta asumir los aeropuertos de mierda que nos quedan y perder los otros. Tápate el plumero, Pepiño, que se te ven los guebos.

martes, 7 de diciembre de 2010

SIMPLEMENTE RESULTONA.
Como si las peliculas fueran mejores cuanto más tristes, ahora me entero, el planteamiento de Alejandro González Iñarritu es así de diafano. Para el que no lo entienda. No bastaba con que el protagonista padeciera una desgracia. Un cancer de próstata con metástasis o algún virus de temporada no eran suficientes para el plato. La acumulación de penurias era el único medio (el más rápido, seguro) de conducir a Bardem a la santidad más pura, si es que estaba el tío pensando en esto cuando se rodeaba de chinos y se calentaba la cena mientras rodaba, que era el propósito del director mejicano. Es Bardem una especie de martir en vida. De eso va Biutiful. Aquéllo tenía que ser tremendo. Nada de parados, yonkis o inmigrantes. El pack completo. Al tío se le fue la mano. El rock´n rolla del hampa. Me vienen a la cabeza todos estos entrenadores que se piensa que son ofensivos por jugar con cuatro delanteros. O esos otros que se pasan el partido colgando balones al area pequeña sin dar dos pases. El futbol es así, dicen luego. Pues eso.

domingo, 5 de diciembre de 2010

HASTA LUEGO, MODERNUQUI.
Supongo que no se puede hablar con propiedad del tenis moderno en este país hasta la llegada a las canchas de Carlos Moya. Las raquetas era todas de madera hasta que apareció el balear, que además de lucir palmito y recordar con su imagen la de algún tenista de otra época (qué hermosa contradicción) llevaba entonces una melena que le hacía parecer cualquier cosa menos eso. Tenista y español. Los deportistas en España siempre han hecho de la sobriedad, no nos engañemos, su bandera. Resultaba impensable que en el equipo de Copa Davis hubiera un tío como aquél. De repente todos empezamos a comentar el fenómeno y a preguntarnos por sus éxitos. Se despidió del Open de Australia con gracia. Destrozó a Marcelo Ríos en los cuartos de Roland Garros del 98 y en su llegada al número uno era cuestión de meses confiar que, finalmente, ocurriese. En un analisis ponderado sólo quedará tragarse el amargor de no haber podido desligar su evolución de sus lesiones y consolarse con imaginar su progresión dentro de un escenario diferente del que le tocó vivir. Hubiera podido ser mejor, de acuerdo. Disfrutó de una gloria inesperada cuando disputó el Master del 2004 y prolongó sus triunfos, ganó algún torneo más y alimentó la fama de la que ahora presume en las entrevistas que aun concede para despedirse, nunca se tomó muy en serio. Muy grande Moya.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL HOMBRE QUE NO LOGRA SALIR DEL ATAUD.
Me parto con lo de los originales. Ya no queda nada que vender y ahora vienen con esto. Que si es original, pues vale. Pero resulta que el que lo decide no eres tú ni Boyero. Que son los mismos distribuidores que antes se gastaron más pasta en la promoción que en la película y encima tienen la desverguenza de soltarlo, esos que se encargan de ponerle un lugar en la clasificación y aquí todos a callar. Esta es una historia sorprendente, como nunca antes se había contado. Primero retransmitieron la caida de Bagdad con un plano-secuencia de dos horas y superaron a todos aquéllos de Brian de Palma, quitándose a todos los posibles competidores de un plumazo para que nadie nunca tuvieran la tentación de superarlo. Y ahora meten a un tío en una caja y subvierten todos los palabrejos para que lo sea coñazo parezca alucinante y el aburrimiento sea un concepto vago sobre el que habría mucho que discutir.

Esta historia es más vieja que el cine. Antes de que los Lumiere hubieran nacido, posiblemente había alguien escribiendo el guión de Buried ("enterrado", -hasta el título es insolitamente original) y esperando a que la civilización estuviera justo en este punto, preparada para recibirla.